Comentario
Capítulo décimo
De otra manera de banquete que hazían los mercaderes más costoso, en el cual matavan esclavos
Los mercaderes hazían un banquete en que davan a comer carne humana. Esto hazían en la fiesta que se llama panquetzaliztli. Para esta fiesta compravan esclavos que se llamavan tlaaltiltin, que quiere dezir "lavados", porque los lavavan y regalavan porque engordassen, para que su carne fuesse sabrosa cuando los huviessen de matar y corner. Compravan estos esclavos en Azcaputzalco, porque allí havía feria de ellos y allí los vendían los que tratavan en esclavos. Y para venderlos, aderezávanlos con buenos atavíos. A los hombres, buenas mantas y mastles, y sus cotaras muy buenas; ponían sus beçotes de piedras preciosas; poníanlos sus orejeras de cuero, hermosas, como pinjantes; y cortávanlos sus cabellos como soelen los capitanes cortárselos; y poníanlos sus sartales de flores y sus rodelas en las manos, de flores, y sus cañas de perfumes que andavan chupando, y andavan bailando o haziendo areito de esta manera compuestos. Y los que vendían mugeres también las ataviavan; vestíanlas de muy buenos huipiles que se llaman xochimoyáoac o xoxoloyo; poníanlas sus naoas ricas que se Haman chicocuéitl, o otras que se llaman tetenacazco; y cortávanlas los cabellos por debaxo de las orejas, una mano o poco más, todo alrededor. El tratante que comprava y vendía los esclavos alquilava los cantores para que cantassen y tañessen el teponaztli para que bailassen y dançassen los esclavos en la plaça donde los vendían. Y cada uno de estos tratantes ponía los suyos para que aparte bailassen. Los que querían comprar los esclavos para sacrificar y para comer, allí iban a mirarlos cuando andavan bailando y estavan compuestos, y al que vía que mejor cantava y más sentidamente dançava, conforme al son, y que tenía buen gesto y buena disposición, que no tenía tacha corporal ni era corcobado, ni gordo demasiado, etc., y que era bien proporcionado y bien hecho en su estatura -en la letra se ponen otras particularidades que contienen muy buenos vocablos- como se contentase de alguno, hombre o muger, luego hablava al mercader en el precio del esclavo. Los esclavos que ni cantavan, ni dançavan sentidamente, dávanlos por treinta mantas; y los que dançavan y cantavan sentidamente, y tenían buena disposión, dávanlos por cuarenta cuachtles o mantas.
Haviendo dado el precio que valía el esclavo, luego el mercader le quitava todos los atavíos con que estavan compuestos, conviene a saber, a los hombres las buenas mantas y buenos mastles y cotaras con que estavan ataviados, y a las mugeres quitávanlas los huipiles y naoas labrados y ricos, y también las flores y cañas de humo, y poníanlos otros atavíos medianos, mantas y mastles y cotaras, y ansí a las mugeres en sus atavíos, lo cual llevavan los que los compravan aparejado, porque sabían que los havían de quitar el atavío con que estavan ataviados. Y llegando a su casa, el que los llevava comprado echávalos en la cárcel de noche, y de mañana sacávanlos de la cárcel. Y a las mugeres dávanlos recaudo para que hilassen entre tanto que se llegava el tiempo de matarlas; a los hombres no les mandavan que hiziessen trabajo alguno. El que comprava esclavos hombres ya tenía hechas unas casas nuevas, tres o cuatro, y hazía a los esclavos que bailassen en los tapancos cada día. Y este que havía comprado los esclavos para hazer combite con ellos, después de haver allegado todas las cosas necessarias para el combite y de tenerlas guardadas en su casa, assí las que se havían de corner como las que se havían de dar en dones a los combidados, como son mantas que se llaman amanepanyuhqui, y otras que se llaman nochpallaxochyo, y otras que se llaman uitztecollaxochyo, y otras que se llaman tlalpiltilmatli, y otras que se llaman tlazctlilotl, y otras que se llaman ilacatziuhqui, y otras que se llaman canaoacaómmatl. Y éstas tenía ochocientas o mil y docientas que se havía de gastar en el banquete, y mastles cuatrocientos de los ricos, y que tenían largas y grandes labores, y otros que se llamavan coyoichcamdxtlatl, y otros que se llamavan cuappachmdxtlatl, y otros blancos. Estas mantas y mastles arriba dichos eran para dar a los más esforçados y valientes capitanes que se llaman tlacatéccatl y tlacochehácatl y cuauhnochtli y cuacuachicti y otomíes y mixcoatlailótlac y ezoaoácatl y maçatécatl y tlillancalqui y ticociaoácatl y tezcacouácatl y tocuiltécatl y atempanécatl y tlacochcácatl tecuhtli. Todos éstos eran muy principales. A todos éstos; davan dones el que hazía el banquete.
Haviendo dado dones a los ya dichos, luego dava dones a los principales de los mercaderes que se llamavan puchtecatlailótlac, y a todos los que se llamavan naoaloztomóca y teyaoalouani, y que tratavan en esclavos. No a todos los puchtecas se davan dones, sino escogíanse los más ricos y más nobles, a los cuales davan mantas ricas y mastles ricos. Y después de éstos davan dones a los mercaderes principales que havían venido al combite de otros pueblos, que eran doze pueblos. Y éstos eran tratantes en esclavos y escogidos entre muchos. Y después de éstos davan dones a las mugeres mercaderas, tratantes en esclavos. Dávanles naoas: unas que se llaman yollo; otras que se llaman tlatzcdílotl; otras que se llaman ilacatziuhqui. Y también les davan huipiles que se llaman yollouipilli; otros que se llaman poloncapipticac, tendcalicuiliuhqui; otros que se llaman ixcuauhcallo uipilli; otros que se llaman tenmalinqui. Todas estas cosas gastava en dones el que hazía el banquete, y de todas estas cosas estava proveído. También se proveía de todo el maíz que se havía de gastar y lo ponía en sus troxes, y todos los frixoles que eran menester, y también chían, que se llama chianpitzdoac, y otra que se llama chiantzótzol. Todo esto tenía en troxes, que era provisión para los que havían de servir en el combite, para comer y bever. Y también se proveían de muchas maneras de vasos para dar el atulli que se llamava ayouachpani, y también se proveían de chilli, muchos fardos de ello, y mucha copia de sal. También se proveía de tomates, comprados por mantas. También se proveía de las gallinas, hasta ochenta o ciento. Y también se proveía de perrillos para corner, hasta veinte o cuarenta. La carne de estos perrillos iva entrepuesta con la carne de las gallinas. Cuando davan la comida ponían debaxo la carne de los perrillos; encima la carne de las gallinas, para hazer vulto. Demás de esto se proveía de cacao, veinte cargas, o ansi. También se proveía de las paletas y palos con que se rebolvía el cacao, hasta dos mil o cuatro mil. Y también se proveía de aquellos eaxedílos que tienen tres pies para servicio de la comida. Y también se proveía de chiquihuites y de vasos para bever que se llaman puchtecayo cdxitl. Proveíase también de leña y de carbón, y pagava a los aguaderos que traían el agua con canoa, tres o cuatro canoas, y valía cada canoa una manta, que se llama cuachtli, o cien canoas. Las mantillas que se llamavan tototkwualtecuachili valían a cien cacaos; y las otras que se llamavan tecuachtli valían a ochenta cacaos; y otras que se llamavan cuachtli, que eran las más baxas, valían a sesenta cacaos. Después que este que hazia el combite havía aparejado todas las cosas, como arriba esta dicho, iba luego a Toclitóspec, donde hay gran cantidad de mercaderes y tratantes, y a todos los otros pueblos donde havían mercaderes, los cuales todos tenían sus casas o posadas en México y en el Matilulco, y los de Uexotla, y de Tetzcoco, y de Coatlichan, y de Chalco, y de Xochimilco, y de Uitzilopuchco, y de Mixoac, y de Azcaputzalco, y de Cuatilitidan, y de Otumba, los cuales todos son tratantes en las provincias remotas que están hasta Tochtelpec. Los mercaderes de otros pueblos no entravan en la provincia de Andoac; sólo los mexicanos y del Tlatilulco y sus compañeros, que eran los de Uitzilopuchco y de Cuanlititlan, entravan en esta provincia de Andoac. Iba a todos los pueblos a combidar para el banquete.